sábado, 27 de julio de 2013

¿Ser o no Ser? No es un texto filosófico. ¿Ser o no ser?, es un texto de los cercanos, de los que pintan paredes dentro de las jaulas, y marcan los días con una rayita en la pared. De los que trabajan con aerosoles en la mano, y aún, no están arrepentidos. De los que no han viajado en avión o en auto, y jamás conocerán el mundo, la gran África, Haití, o el canal de Portugal. De los que buscan formas estéticas, en el plano corto y largo de los rostros. De los que fueron deshilachados por el electroshock, tumbados, a una camilla, en las tumbas vivas de Guantánamo. El tiempo azul de los que giran en la súper bicicleta está por llegar. De los que no han soportado, la dicha de amar, al menos, por unas horas, rascándose las suelas de las zapatillas bajo los naranjeros. De los que temen a los cementerios a la entrada de un pueblo. De los que alguna vez, se afanaron así mismo y no sintieron un gramo de vergüenza. El espejo, la voz del otro, y Dios, aquí no ha pasado nada. De los que se hicieron la señal de la cruz al pasar por una iglesia colombina, y dejaron un paquete extraño en la puerta. De los güirises que se han sentado hablar con el abuelo bajo un toldo, después de haberse dado una dosis de crack la noche anterior. De los juglares que una tarde lluviosa de verano, sacaron de sus bolsos unas cuantas palabras y armaron el poema que faltaba. De los que anotan frases, largas y cortas, en un cuaderno, y un día cualquiera, dijeron cosas, que sí valieron la pena… para los que llevan en su carga, un texto hermoso, a punto, de ser editado…(La pregunta es crucial) En los inicios, imagínate, cuando dábamos saltitos en el lugar, y sentíamos que no nos animábamos. En la sala de partos del hospital Municipal, aquella madre jovencita que se encontraba con las piernas abiertas. Dos médicos de la guardia recién llegados, metían sus caras coloradas y le gritaban: “Un poco más”, “un poco más”. Recuerdo, siempre recordaré, a los que no cruzaron ese día las fronteras, en ese momento de sus vidas, y quedaron atrapados en este lado del monte. ¡Esperar! ¡Esperaremos! En ocasiones hay que esperar. Mientras dos médicos, caminaban sigilosamente por la sala, con guantes de látex en la mano; una familia sentada en hilera en los bancos del pasillo, empezaban a contar. En la sala de partos, meten mano, cortan, y dan el ok a lo que ven .El contar sin parar. ¡Gritos! ¡Siempre! Una madre grita. Pronto, asistíamos al milagro: una cabeza alargada y algo morada, los ojos achinados de la cría, extraviados, no dejaban de mirar las zonas húmedas del el techo, no podíamos creer. Por fuera de la sala, el mundo no era tan pequeño. Acaba de pasar algo extraño. Quedaran en esta historia, huella y registro, la memoria, la mirada. Los instrumentos atravesados de asepsia, y el metal. Frío en la sala. Por una puerta giratoria, se vio rápidamente salir un paquete pequeño envuelto en toallas. Se hacía la gran entrega para siempre. En la calle, el sol, estaba en lo alto. Unos años después el paquete se hizo niño. Y después, llegó a ser adulto. Cuando tocamos el brote de algún tallo, sin olvidarnos las flores. ¡Si tiene suerte!, sentirá algunas cosas por la existencia. Las flores y la revolución de los claveles en los libros de historia. El Agua cayendo por las piedras. Las manos por la espalda, y la tonada de amar. El tacto, siempre hay que tener tacto, un cuadro se normalizará, no te preocupes, los rieles de las buenas palabras, hablo de los que tienen tacto. La montaña pequeña es pequeña detrás de los vidrios. El deseo, la escritura y rima de los cuerpos, la voz rota y siendo melódica. ¡Respirar! Mientras miramos el cielo, y ahí sí, firmes, nos atreveremos a la pregunta, la buena pregunta. ¿? Tal vez, tengas aire y ganas de continuar. Con los ojos en el techo. Clavar la mirada en un punto fijo en cualquier habitación del mundo. Recordaras tu nacimiento. Rematadamente locos se instalaran en el punto hoyo. ¡Largas! De allí salís, salimos. Una especie de fuente con líquidos (recuerda la escena del hospital) Traemos y llevamos lo que podemos. Armamos historias. Simples y complejas. Le llamamos, una vida. Creamos imágenes y lanzamos sueños. Nos ponemos blancos de temor, al decidir, pero al llegar, nos alegramos… Siempre las cosas se terminan- Vida-muerte. Un empujón, y ahí está el vacio (Después de pasar de un auténtico polvo de la petit Morte, de los franceses, al orgasmo y beso final, en el viaje del tren a las nubes, ascendiéndote, te vas hasta los 4200 metros de altura, miras en todas las direcciones, te resbalas, empiezas a caer, las babas del diablo, nadie te sostiene, entonces, te ves con la precisa, navegar hacia abajo, bajo un aire pesado, abandonas el cuerpo, siempre, hay que nacer, hasta llegar a la verdadera pregunta) No es un texto filosófico. ¿? ¿Ser o no Ser?, aunque no lo sepas, se trata de eso ¿Ser o no ser? De empujar almas, esquivar autos. Desayunar, subirte la bragueta en el Shopping; Crear. Masticar coca en atacama, romper el asiento trasero de un taxi. Mirar una vaga sonrisa, quedarte en celos, ¿los sueños?, el rally humano. Pegar una trompada. ¿Somos capaces de esto? (no me interesa saber la respuesta) Robar (traje o no traje). ¿Amar? ¿Casarse? (todo buen texto lo continua el lector y su magia)